Estas lindas galletitas miniatura, las conocí por medio de una muy querida amiga, ella me platica que en Sinaloa las señoras en sus casas acostumbraban prepararlas en grandes cantidades para bodas, navidades o eventos muy especiales, se juntaban varias de ellas para su elaboración, no un día sino varios, las guardaban y las entregaban a sus invitados como un presente muy especial y vaya que lo es, estas galletas llevan una gran dedicación en tiempo, ahora entiendo porqué éstas galletitas cada vez se ven menos en los hogares sinaloenses, sé que se siguen elaborando de manera comercial, pero de manera hogareña y con tanta dedicación, no.
El tesoro de esta receta es de quién viene y ella es ” La Tita”. En México , y especialmente en donde vivo , se les dice “Tita” a la abuelita y “Tito” al abuelito, como diminutivo.
Yo sólamente tuve la oportunidad de convivir un día con “La Tita”, en su fiesta de 105 años ( sí, has leído bien), así que, quién mejor para hablar de ella que su nuera, aquí transcribo un poco lo que me mandó mi amiga por correo, he quitado algunos párrafos para que no sea tan largo el escrito, por favor disfrútalo, no siempre se conoce la vida de alguien que vivió 106 años :
Creo que los que van a leer esto la recordarán como una gran “charlista”era especialista en platicar, le encantaba hacerlo, además que generalmente era muy ameno todo lo que contaba.
Platicaba mucho de su vida de niña y joven, ella nació en 1904 en Carricitos Sinaloa, vivía unos meses en su casa donde convivía con sus papás y hermanos. Los otros meses los pasaba en la Angostura con sus amadas tías Castro quienes eran grandes de edad y solteras, así que le dedicaban mucho tiempo, como ellas tuvieron mas acceso a la escuela, le enseñaron manualidades, costura, cosas de casa y buenos modales, contaba que siempre la enseñaron a estar derechita en la mesa y donde estuviera parada o sentada y yo creo que todos la recordamos así…perfectamente sentada o parada. , contaba que eran muy dulces con ella.
Ya mas grande se casó con el General Macario Gaxiola, quien fue un hombre muy importante dentro de la política de su época, ella hablaba muuucho de él, lo admiraba profundamente, se sentía muy orgullosa de haber sido su esposa y por lo que me contaba creo que supo llevar muy bien su matrimonio, vi que supo aplicar muy bien los principios de ser “ayuda idónea” y “mujer virtuosa”; siempre me decía que “no es bueno que el esposo esté solo”. El resultado en su matrimonio fue que su marido a pesar de haber sido un hombre muy enérgico (revolucionario y militar) con ella fue amoroso y leal.
Después de 14 años de matrimonio (sin haber tenido hijos) enviudó viviendo en México (porque el General era Senador de la República) pero decidió volver a Sinaloa para estar más cerca de su familia. Ese año (1953) también nació Fausto, hijo de su hermano Alejandro y contaba que desde que vio al bebé le gustó mucho (y la entiendo muy bien porque a mí también!!jaja), “el caso es que ella se sentía sola y se llevó a Fausto con ella para criarlo y educarlo como su hijo y la verdad es que lo hizo con mucho amor.
Ella tenía una cualidad con la que nos hacía sentir bien a todos y era darnos gusto con algún platillo preferido por nosotros.
Cocinar era una parte muy importante de su vida y la nuestra con ella, en su cocina aprendí muchas cosas de su vida, de sus principios, de sus alegrías, su ánimo por aprender, su dominio propio, oí consejos y también vi sus debilidades.
Cuántas cosas contó en la cocina…. “cállate Paco”, el venado que tenía con moño de color en el cuello, la ardilla que era muy perjuiciosa, Carricitos, La Angostura, La nina María, La Chaleca, las tías, La Revolución, sus hermanos, su boda, El Limoncito, cuando le quitaron a Raúl, el coyote al que mató, su negocio de pan, Las Islas Marías, la historia de los muebles tallados, la Madre Conchita, la expulsión de los chinos, la cena de gala con el Presidente de la República, el funeral con honores al General, los años como directora del hospicio, cuando la querían estafar con la paca de dinero, sus paseos al centro de Guadalajara, Cenit, sus asistidos, las tierras, su disfraz de japonesa y de Olga….violinista, el vals de sus 100 años, las Tres Gracias, la clase de pintura, “su muchachito y becho cabecha”, cuando cantaba las canciones que le dedicó el General (que asustaba a algunas jaja) en fin…. son tantas cosas!
Te cuento que aún a sus 105 años iba en taxi al mercado de Abastos (casi nunca pedía que la lleváramos porque decía que estábamos muy ocupadas, que teníamos muchas “anchetas”), así que le pedía a la persona que trabajaba con ella, que la acompañara y se iba a comprar todo lo que necesitaba para cocinar algo muy rico!
Ahora te dejo con el tesoro de la entrada: la misma “Tita” a sus 105 años haciendo las bizcotelas, ¿quién mejor que ella nos puede enseñar?
Nuestra cita fué a las 10 am, primero la masa, luego aprender a hacer las figurillas, hacer y volver a hacer, que te queden del mismo tamaño para que se horneen bien, llenar tu charola y hornear… wow!!! esto nos llevó casi 6 horas y con 2 y hasta 4 personas trabajando, con razón “La Tita” dice tan feliz: “se acabó la masa, se acabó la masa “
Transcribo la receta:
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Hicimos todo a mano, nada de batidora |
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¡Listo Olguita! Continuamos con las 800 que quedan por delante 😀 |
Bizcotelas, bizcotelas y más bizcotelas… |